La UVa está detrás de la recuperación de la obra de teatro clásico "La monja alférez" de Juan Ruiz de Alarcón
Un proyecto de investigación de la Universidad de Valladolid está detrás de la recuperación de La monja alférez de Juan Ruiz de Alarcón, la obra que estrena la Compañía Nacional de Teatro de México en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro Clásicos en Alcalá, uno de los eventos más relevantes de la presente edición. La atribución de esta obra a Ruiz de Alarcón se ha producido recientemente, en el seno del proyecto de Humanidades digitales ETSO (Estilometría aplicada al teatro del Siglo de Oro), del que son directores Germán Vega, catedrático de la Universidad de Valladolid, y Álvaro Cuéllar, ahora en la Universidad de Kentucky. La noticia de esta nueva comedia del escritor mexicano llamó la atención de una de la compañías más importantes de México, que en coproducción con el Festival de Clásicos en Alcalá harán que reviva en el escenario una historia protagonizada por un personaje tan singular como el de Catalina de Erauso (1592- 1650), una novicia escapada de un convento que, disfrazada de hombre, alcanzó por sus méritos militares en América el grado de alférez, y que acabaría sus días en Nueva España.
La recuperación del teatro clásico, a la que hemos asistido en las últimas décadas, ha tenido uno de sus puntales en la interacción entre el mundo del estudio y de la escena, que se ha hecho patente de forma especial en los encuentros propiciados por festivales como los de Almagro u Olmedo. El caso de La monja alférez lo hace evidente una vez más.
Los análisis estadísticos llevados a cabo en ETSO pusieron de manifiesto que los usos léxicos de la obra correspondían a Juan Ruiz de Alarcón y no a Juan Pérez de Montalbán, el dramaturgo al que siempre se atribuyó. Una vez marcada la dirección en que había que investigar, Germán Vega estudió a fondo todos los aspectos que la filología ha abordado siempre en las averiguaciones de autoría, desde los documentales a los bibliográficos y estilísticos, con resultados que confirmaron plenamente la atribución de la obra al autor de La verdad sospechosa.
El interés de la pieza se ve potenciado al incorporarse a un repertorio de dimensiones reducidas, el más contenido entre las primeras figuras del teatro aurisecular, la principal de las nacidas en América. Por otra parte, se trata de la única obra suya que ubica su acción en tierras americanas.
También el interés le viene de las características de la protagonista en la vida real, Catalina de Erauso, la novicia huida de un convento que embarca a América en traje de varón, y emprende allí una trayectoria de reyertas y combates como soldado, hasta alcanzar la categoría de alférez. Solo descubrirá su verdadera identidad cuando está a punto de morir como consecuencia de un enfrentamiento. Llega a España, y de aquí pasa a Roma, donde consigue del Papa que pueda seguir utilizando ropas de hombre. Acabará sus días en México hacia 1650.

