Una ingeniera de la UVa, premiada por desarrollar un modelo de transición energética para Tanzania
Laura Bartolomé Quevedo, con su trabajo Fin de Máster en el que ha desarrollado un modelo para ayudar a la transición energética de Tanzania, ha conseguido uno de los premios a Trabajos Académicos sobre Cooperación Internacional al Desarrollo que concede la Junta de Castilla y León a estudiantes de las universidades de la región. Es curioso que un proyecto de ingeniería haya sido elegido entre los mejores en materia de cooperación, algo poco habitual, un hecho que a la premiada le llena de orgullo, ya que considera que esto demuestra que el trabajo de un ingeniero va más allá de su ámbito y puede ofrecer soluciones en ámbitos más transversales, como es la cooperación.
Inició su trabajo en el Grupo de Investigación de la UVa “Economía, Energía y Dinámica de Sistemas”, en donde trabajan con proyectos europeos de diversas temáticas. Uno de ellos se denomina ONEPlaNET y en donde se ubica el proyecto premiado "Modelo de simulación de sistema energético para analizar alternativas de transición energética en Tanzania”. Laura Bartolomé agradece tanto a sus tutores como a su pareja el apoyo recibido, ya que esta investigación, a la que ha dedicado más de cinco meses, “ha tenido una exigencia muy grande”. Su objetivo es continuar con esta misma línea de investigación en su Doctorado en Ingeniería Industrial que acaba de comenzar.
Los inicios del trabajo
Relata cómo empezó con su trabajo fin de máster en este grupo de la UVa, en donde estudian las sinergias entre el agua, energía y comida en áreas muy pequeñas del África subsahariana. Es aquí donde entra su proyecto centrado en el sector de la energía, aunque ante la falta de datos de zonas tan concretas, decidió utilizar datos ya existentes, como los que existían de Tanzania. “Me dí cuenta de que Tanzania era un país especialmente empobrecido en energía y, además, su sistema energético sufre de problemas de inseguridad debido a que se sustentan mucho en la hidroeléctrica para generar electricidad y sufren muchos cortes, porque el modelo está enfocado en este sector, ya que yo soy ingeniera eléctrica”.
El proyecto, además, trata de evaluar alternativas de transición energética, ya que muchos de estos países se sustentan en combustibles fósiles, por lo que les genera un problema de dependencia, y, sin embargo, son países con grandes recursos de energías renovables. Ante esta situación, es importante el apoyo que se les dé para que los exploten. “Muchas veces lo que les hace falta es el conocimiento de cómo planificar esa expansión, la capacidad de energía renovable disponible o de generación de electricidad para satisfacer la demanda o los escenarios de futuro de demanda y crecimiento”. “Toda esta información es fundamental para que estos países puedan diseñar políticas estratégicas de expansión. Y es ésta la razón por la que he desarrollado mi trabajo”.
Para su estudio, Laura Bartolomé utilizó los datos facilitados por el Ministerio de Energía de Tanzania de la Agenda 2020, cuya política energética está basada en el gas y el carbón, ya que este país ha encontrado recientemente reservas de gas. Una de las características de este país es que “no confían en las renovables por las sequías que han padecido y tampoco tienen conocimiento de la utilización de las energías eólica y solar”. Aclara que uno de sus mayores obstáculos es la inversión inicial de este tipo de energías, ya que su tecnología es costosa y tienen que importarla con un precio más elevado. Pone como ejemplo el caso de China, que aunque también es un país en desarrollo, produce este tipo de tecnología.
El objetivo de su trabajo es tratar de demostrar que puede haber en este país una alternativa de transición energética basada en energías renovables combinada con energías fósiles, ya que, en su opinión, es necesaria para la estabilidad del sistema energético. Incluso el modelo que presenta es seguro energéticamente, que se mide a través de distintos indicadores, además de que es sostenible y explota sus recursos de renovables, proporcionando energía más barata, paso previo a la industrialización del país. De hecho, en el estudio demuestra que la inversión no sería mucho más costosa si se apuesta por este modelo. Y no sólo eso, esto también contribuye a la mejora de la salud de la población, ya que reduciendo los combustibles fósiles, especialmente el carbón, se puede reducir la emisión de partículas, o la biomasa, que también se utiliza mucho en Tanzania. El modelo, por lo tanto, también contabiliza esas partículas que dañan la salud y causan muertes prematuras.
Existen pocos modelos que trabajan con el África subsahariana y como enfatiza la premiada “es necesario proyectos de este tipo”. Opina que no cree que este trabajo pueda dar las claves para generar una política energética en Tanzania, porque son datos macroeconómicos, aunque considera que es una contribución a un estado de la situación de estos países y aún se necesita mucho trabajo de campo. En Europa y, en general, en los países occidentales se estudia mucho en seguridad energética y en emisiones, especialmente, porque “somos los que más emisiones generamos per cápita”, pero “estas economías están creciendo y podemos prevenir un problema futuro”. Destaca que es importante la transferencia de este conocimiento, pero adaptado a su situación particular.