">

Lo sentimos, su navegador es muy antiguo.

Thu Sep 04 13:11:28 CEST 2025

La Universidad de Valladolid suma una campaña más en Groenlandia

El geógrafo de la UVa Enrique Serrano ha viajado en esta ocasión a Upernavik para continuar los estudios sobre la deglaciación y sus consecuencias ambientales

Esta semana ha regresado de Groenlandia una expedición internacional formada por cuatro geógrafos, entre los que se encuentra Enrique Serrano, catedrático del área de Geografía de la Universidad de Valladolid. Esta expedición forma parte del proyecto ISLANDINTHEICE (Deglacial history and environmental consequences in west Greenland), que impulsado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, enmarcado en el programa polar español y liderado por la Universidad de Barcelona, busca conocer la historia de la deglaciación y las consecuencias ambientales en Groenlandia occidental.

Los cuatro científicos de los departamentos de geografía de las universidades de Laval (Canadá), Évora (Portugal), Complutense de Madrid y Valladolid, han realizado la labor de campo, que se ha prolongado 27 días, en Upernavik, a 72ºN de latitud, en Groenlandia occidental. Durante la campaña, centrada en el entorno del casquete polar (inlandsis) y el fiordo de Upernavik, los investigadores han tomado muestras de rocas múltiples objetivos. Uno de los principales objetivos planteados es el de conocer la edad de las rocas, a través de dataciones geológicas mediante isótopos cosmogénicos. Estos átomos raros se forman en las rocas cuando la superficie terrestre recibe el impacto de rayos cósmicos (partículas de alta energía que vienen del espacio). De esta forma, una roca expuesta en la superficie empieza a acumular estos isótopos cosmogénicos, y cuanto más tiempo lleva expuesta, más cantidad acumulada aparece.

Por otro lado, la expedición tenía como objetivos realizar mapas geomorfológicos (de relieve) y estudios de las capas del terreno (levantamientos estratigráficos), así como obtener testigos de sedimentos de lagos mediante sondeos. Para ello, y gracias a la ayuda de un guía y un patrón de embarcación groenlandés, los investigadores han tenido que recorrer numerosas islas y parte de la tierra firme que rodea la gran masa de hielo de Groenlandia, desplazándose en lancha hasta los lugares de trabajo.

 El trabajo continúa ahora en el gabinete, con la elaboración de mapas, y en el laboratorio, con el análisis de las muestras y de los testigos de los lagos. “La campaña ha resultado muy positiva, ya que el hielo nos ha permitido acceder a los lugares seleccionados y aunque sólo hemos disfrutado de dos días de sol, el tiempo no ha dejado trabajar casi todos los días. Se han obtenido más de sesenta muestras, tres testigos de lagos y las observaciones geomorfológicas necesarias para enmarcar estos trabajos”, valora Serrano tras su llegada a Valladolid.

La campaña polar recién finalizada, así como las labores que ahora comienzan, pretenden estudiar el retroceso de los glaciares actuales y los ritmos pasados para conocer mejor lo que está sucediendo en el presente. “Los glaciares dejan huellas de su paso sobre las rocas y en ellos buscamos información. En los pulidos que realizan sobre el sustrato y en los amontonamientos de material que abandona el glaciar (las morrenas) encontramos la información para reconstruir el pasado reciente. Inventariamos las formas y posición del entorno y en los bloques de las morrenas o sobre el sustrato tomamos muestras de roca que contengan cuarzo, que a su vez contiene isótopos de berilio 20 que nos permiten datar la superficie o el bloque mediante una técnica de datación por imposición de rayos cósmicos”, explica el investigador de la Universidad de Valladolid. Cuando el glaciar retrocede queda al descubierto el sustrato de roca sobre el que se desplaza o los bloques que transporta y comienzan a impactar sobre ellos el sol y los rayos cósmicos, dejando una huella cosmogénica que se puede medir y por tanto conocer cuando se ha retirado el glaciar.

“Nuestras observaciones geomorfológicas permiten saber cómo ha sido el proceso de retirada en su magnitud tanto temporal como espacial. De este modo podemos reconstruir el retroceso del glaciar: su extensión y espesor en el pasado o la posición de la lengua de hielo en diferentes momentos del pasado reciente, desde la actualidad hasta hace más de 10.000 años. Por otro lado, el análisis físico, geoquímico y biológico de los testigos de los lagos nos muestra los diferentes ambientes que se han sucedido tras la liberación de esa porción del sustrato – espacio liberado por el glaciar – que ha sido ocupada por un lago, completando la información mediante datos ambientales de los periodos datados”, añade.

Este proyecto busca reconstruir el pasado para comprender mejor el presente y anticipar el futuro. Los modelos climáticos necesitan datos antiguos que no pueden obtenerse con imágenes de satélite —demasiado recientes—, por lo que los investigadores recurren a registros naturales. Su objetivo es aportar información sobre temperaturas pasadas, etapas en las que los glaciares fueron menos extensos que ahora o condiciones ambientales distintas. Groenlandia, con su inmenso casquete glaciar de 1,71 millones de km², resulta especialmente valiosa: es muy sensible a los cambios y su comportamiento tiene repercusión a escala planetaria.

Más a allá del propio objetivo científico de ISLANDINTHEICE (Deglacial history and environmental consequences in west Greenland) las expediciones polares como la protagonizada por los geógrafos, el proyecto contribuye al enriquecimiento etnográfico y de la geografía social. “Esta es mi duodécima campaña polar, la tercera groenlandesa, y cada vez que voy vengo más impresionado. Esta vez, a diferencia de anteriores ocasiones, hemos tenido la oportunidad de pasar toda la estancia en un pueblecito, en vez de en campamento. Esto nos ha permitido relacionarnos mucho más con la población local y conocer sus modos de vida y costumbres”. Los investigadores han disfrutado del verano groenlandés, con temperaturas que han oscilado entre los 4ºC y los -8ºC pero “para ellos era verano. Nos ha sorprendido mucho como viven el verano, con mucha alegría y festejos, jugando al fútbol muy abrigados (desde nuestra óptica), disfrutando de las 24h de luz diarias…”, recuerda el investigador de la Facultad de Filosofía y Letras.

Los cuatro geógrafos han tenido ocasión de desplazarse por las diferentes zonas con lanchas y barcas
Los cuatro geógrafos han tenido ocasión de desplazarse por las diferentes zonas con lanchas y barcas
El investigador de la UVa, Enrique Serrano, durante la salida de campo
El investigador de la UVa, Enrique Serrano, durante la salida de campo
Upernavik es un pequeño pueblo en la costa occidental de Groenlandia. En este municipio viven, aproximadamente, 3.000 personas
Upernavik es un pequeño pueblo en la costa occidental de Groenlandia. En este municipio viven, aproximadamente, 3.000 personas