La asociación de estudiantes AMUVA participa en Japón en el Torneo Mundial de combates de robots de sumo
El Torneo Internacional All Japan Robot Sumo Tournament reunió los días 7 y 8 de diciembre en el Ryogoku Kokugikan Sumo Arena de Tokio (Japón) a 239 equipos procedentes de 15 países, entre ellos al formado por representantes de la Asociación de Microbótica de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UVa (AMUVA).
El campeonato, que se celebra desde 1989, reúne a participantes de todo el mundo que compiten con sus propios robots luchadores de sumo en un ring donde se colocan los contrincantes, y el ganador se determina empujando al otro hasta sacarlo, como en una pelea real de sumo tradicional japonés.
El equipo AMUVA, formado por Álvaro San José Andrés, como operador del robot, y Diego Almendro Wieczorek, como asistente, tuvo una destacada participación, quedando clasificado a tan solo cuatro combates de ser campeones mundiales. La función del operador es fundamental en el combate, ya que es el encargado de colocar el robot en la pista y comprobar que funcione correctamente, ya que las peleas entre robots son totalmente autónomas y no hay interacción humana.
La derrota en el combate se debió en parte al buen robot del adversario y a la incapacidad del robot de AMUVA para retroceder debido a la rotura de una de las reductoras en pleno combate.
El robot está completamente diseñado y fabricado por los alumnos. Cuenta con una PCB de diseño propio que distribuye todas las conexiones de los sensores al microcontrolador, la etapa de potencia y la batería. Todo el chasis está fabricado mediante impresión 3D, con láminas de plomo intercaladas en la base para bajar el centro de gravedad y alcanzar los 500 gramos máximos permitidos en competición. El robot incluye cinco sensores de distancia estratégicamente distribuidos para cubrir el frontal y los laterales, además de dos sensores de blanco y negro para evitar salirse de la pista. Las ruedas están hechas con silicona bicomponente, utilizando un molde de la rueda alrededor de la llanta, lo que permite que sean una sola pieza.
En cuanto a la programación, emplea un `sistema experto´, ya que toma en cuenta todas las variables de los sensores para actuar de la mejor manera en cada momento. En su próxima versión los alumnos se plantean cambiar el microcontrolador y entrenarlo con inteligencia artificial (IA), ya que no conocen a nadie que lo utilice y creen que podría ser una gran ventaja.
Su participación ha sido posible gracias al apoyo de Michelín y a las empresas Maxon Motor y Suministros Industriales Sáenz y la Universidad de Valladolid



